La Pecuaria, cuestión de tamaño

La avenida de La Pecuaria, cuestión de tamaño

Las prioridades urbanísticas del Ayuntamiento de Gijón y la falacia de la sostenibilidad ambiental

ANA GARCÍA
PRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS DE CABUEÑES-LA PONTICA

Con la inauguración a bombo y platillo de la avenida de La Pecuaria, el pasado 26 de febrero, han quedado claras las prioridades urbanísticas de nuestros gobernantes del Ayuntamiento, por si algunos hubiesen tenido dudas al respecto.

Si entre las alegaciones que la Asociación de Vecinos de Cabueñes-La Pontica presentó al documento de prioridades del PGO de Gijón/Xixón destacábamos la carencia de un plan de movilidad, entendiendo que todo plan de ordenación debería incluir un plan de transporte fundamentalmente colectivo y sostenible, las primeras acciones de nuestros gobernantes nos señalan claramente por dónde hubieran ido los tiros si ese plan se hubiera puesto sobre el papel.

Limitándonos a los alrededores de Cabueñes, que conozco y vivo de forma más cercana y directa, en cuestión de pocas semanas se dobla, sin tráfico que lo justifique, la ahora «carreterona» de Albert Einstein, se funden ocho millones de euros en lo más duro de la crisis en otra enorme avenida hasta el Hospital y se aprueba un gigantesco aparcamiento subterráneo en el entorno de La Laboral a sumar a los cientos de plazas de superficie que, como hongos venenosos, fueron saliéndole a su entorno paisajístico.

Y, mientras tanto, ya no es que no hayan previsto paradas o «dibujado» carriles bus en esas avenidas, es que ni siquiera se prevé que pasen por allí líneas de autobuses públicos. Y, en paralelo, se suprime además la inversión en el metrotrén.

Estas son las «prioridades» de nuestro Consistorio, el uso indiscriminado del vehículo privado frente al transporte público, que por cierto, contribuye con un 40% a las emisiones de CO2.

En dicho documento de prioridades se presenta un extraño modelo de ciudad compacta, policéntrica y sostenible, pero los hechos demuestran la falacia de esa pretendida sostenibilidad medioambiental. Con el desdoblamiento de Albert Einstein y La Pecuaria se ha destruido de un plumazo y sin pena ni gloria la reserva de diversidad biológica que constituía el entorno de Viesques y los tramos bajos de los ríos Piles y Peñafrancia. Desde la Plataforma Ciudadana contra el Muro de Cabueñes denunciamos en su día la carencia de un informe medioambiental para acometer la obra de la nueva avenida; quizás hace diez años, cuando fue planificada la obra, este informe no era obligatorio, pero sí hubiera sido necesario. Lo delicado y único de ese entorno de humedales y vegetación de ribera es de sobra conocido, el mismo Ayuntamiento tiene editado un libro-guía escrito por Santiago Martín sobre las aves acuáticas que se refugiaban en la zona. No puede hablarse hipócritamente de sostenibilidad ambiental y poner simultáneamente barreras arquitectónicas infranqueables para todas las especies vegetales y animales que se dicen necesitadas de protección.

Y también se argumenta con bonitas palabras la necesidad preservar del tráfico a nuestros vecinos de La Guía, pero la solución para ello es llenar de semáforos la zona y diseñar un cruce a la altura de la avenida del Jardín Botánico. Está claro que todas las personas que quieran ir a visitar el Botánico tendrán que seguir cruzando por La Guía, y todos los vecinos que vengamos de Cabueñes y Deva, tendremos que seguir molestándoles también, pues no es posible girar a la izquierda en dicho cruce. La verdad es que aún no he leído una sola línea que justifique hacer allí un cruce con limitación de giros a la izquierda en lugar de una rotonda. En estos tiempos precisamente que se plantean rotondas para todo, la misma avenida recién estrenada ya dispone de tres, y hay otras dos más para llegar a Viesques, el campus universitario cuenta con otra media docena por lo menos, algunas simplemente para acceder a algún aparcamiento, hay otra más sobre el mismísimo río Piles, e incluso se planea hacer otra casi encima de la playa. ¿Por qué entonces precisamente allí se optó por un cruce? Sólo se me ocurre una razón: forzar el tráfico hacia la Laboral y estrangularlo en el entorno de Cabueñes para obligar a la prolongación de la «carreterona» hasta la ronda de acuerdo con el diseño del plan parcial de urbanización que ahora está en los tribunales.

Vamos a ver, los vecinos de Cabueñes no nos oponemos a la mejora de las comunicaciones, lo creemos incluso especialmente necesario en el entorno del Hospital, y nos gustaría también mucho que se mejoras en los accesos de nuestro pueblo, algunas veces imposibles con tanto coche aparcado malamente a los lados de los estrechos caminos. Ciertamente nos gustaría también, creemos que como a cualquier ciudadano, que se apostase por los transportes públicos y por ciudades menos sometidas a la tiranía de los coches y mas «habitables» por las personas, pero consideramos que todo debería guardar sus justas proporciones.

Si la autopista de Oviedo/Uviéu está congestionada un día sí y otro también, estúdiese la ampliación entonces; si el acceso a la ciudad por la rotonda de Ceares y El Llano se satura constantemente, estúdiense soluciones; pero si lo que se pretende es un acceso rápido al entorno del Hospital y la Laboral, háganse los estudios que correspondan y diséñese al tamaño que sea imprescindible. No se invadan humedales únicos gratuitamente, no se inunde con contaminación sonora ni lumínica innecesaria a los vecinos de la zona, no se pretenda engañar a los vecinos de La Guía con falsos argumentos cuando lo que subyace es un indisimulado deseo de edificar de forma masiva, y no se contamine más de lo que la ciudad puede soportar de forma sostenible.

Pero no, se desdoblan viales, se hacen ruidosas y contaminantes carreteronas al más puro estilo americano y se quiere que además los ciudadanos comulguemos con ruedas de molino. Creo que ahora comprendo el significado simbólico de esa figura enorme que nos han colocado tiesa en la rotonda de Albert Einstein: va a ser una especie de arco de triunfo actualizado, por el que todos los vecinos tenemos que pasar.


Publicado en La Nueva España el 20 de abril de 2010