Cabueñes devorado por Gijón

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Cabueñes devorado por Gijón

Ramón Avello


No me ciega la pasión, ni la simpatía ni la benevolencia al afirmar que en términos generales, los mandatos de Paz Fernández Felgueroso tuvieron para Gijón más aciertos que errores. Pero frente a un haber positivo de la anterior alcaldesa se puede apuntar en su cuenta algunas equivocaciones garrafales. Quizás sea algo ingenuo pero creo que, en general, la clase política gijonesa es honrada, lo que no quita que aunque no metieron mano, sí metieron, en ocasiones, la pata. De los aspectos urbanísticos podemos citar dos de las barbaridades insensatas y vergonzosas de los últimos años. Una, la demolición de la Escuela de Peritos, un edificio racionalista proyectado en 1935 por el arquitecto gijonés Miguel García de la Cruz y construido doce años después. Otra, el plan parcial de Cabueñes que si se hubiese perpetrado, además de destrozar una parroquia del concejo, modificaba de tapadillo el Plan General Urbano de Gijón. Lo de Peritos no tiene remedio aunque tampoco debería olvidarse en aras de una conservación real del patrimonio arquitectónico gijonés. El solar se está habilitando en estos días para un aparcamiento. Respecto a lo de Cabueñes, yo pensaba que entre los errores de procedimiento con sus consiguientes varapalos judiciales, los escándalos especulativos, la crisis económica y el cambio en la Alcaldía, el plan de Cabueñes se quedaría en una especie de limbo para pasar luego al bien merecido olvido.

Es una auténtica aberración urbanística, por mucho que se intente ahora maquillar en cuanto a volumetría y altura. Por supuesto que una ciudad al crecer va absorbiendo, engullendo con mayor o
menor fortuna a sus parroquias cercanas, recorvertidas al final en barrios de la ciudad. Eso pasó en Jove, en Ceares, en parte de Tremañes y en parte de Roces. Sin embargo, para llegar desde el Gijón urbano al corazón de Cabueñes, en donde se quiere edificar el llamado 'Muro de Cabueñes', con bloques de viviendas y el vial de acceso, hay que saltar antes mucho prao y mucho verde. Por otra
parte, el Muro de Cabueñes además de no respetar la baja densidad de la contemplada en esta zona en el Plan General de Ordenación Urbana contradice de una manera esquizofrénica actuaciones señeras en favor del patrimonio natural de Gijón. Entre estas destacamos La Fontica, los campos de golf de La Llorea y el Tragamón o la senda del Peña Francia.

Lo peor de las equivocaciones es empecinarse en las mismas; no aprender de los errores. El Muro de Cabueñes fue un error no sólo técnico sino de concepto urbanístico. El PP se opone frontalmente a él, y además con las ideas muy claras manifestadas por el concejal Pablo Fernández, al que deberían escuchar en este asunto los otros ediles. Izquierda Unida por tradición verde me imagino que está
totalmente en contra del plan. Por muy empecinados y obnubilados que estén algunos cuadros socialistas, no creo que haya muchos simpatizantes y militantes de este partido que defiendan el Muro de Cabueñes. Y, finalmente, para Foro este plan es una patata caliente y no un proyecto propio. Políticamente, ¿quién va a apoyar este plan?, ¿quién va a defender un plan que fagotiza y devora no sólo una parroquia sino el pulmón verde de Gijón?


Publicado en El Comercio el 1 de abril de 2011