Jovellanos y el mar

Personaje (y II)


ARTURO ARIAS

El memorioso Casacites ponía ayer a prueba la perspicacia de un grupo de tertulios preguntándoles por el personaje descrito en un texto de Azorín que comienza así:

«Un anciano se halla junto al mar en esta costa cantábrica...».

Los datos luego aportados por el escritor del 98 (entre ellos, la condición de polígrafo y de político) sirvieron al playu Nolo Vasllenar para hacer gala de su coña marinera, hasta el punto de arrogarse la identidad de la personalidad descrita. Mas como el citador fue el único de los presentes que no llegó a percatarse de que Nolo estaba en plan vacilón, volvió a la carga con otro texto, alusivo esta vez a una faceta más desconocida del personaje en cuestión: su querencia a la mar.

El mar es un espectáculo sublime que jamás cansa. La vista, tendida por su inmensidad, halla siempre qué admirar en él: ora esté tranquilo y deje ver en el lejano horizonte las naves que lo cruzan, ora agitado venga a quebrantar sus olas sobre las altas peñas de nuestra costa... Ved cuán admirable contraste hace el opuesto horizonte, cortado a lo lejos por los altos Picos de Europa, y por el mediodía y poniente por las deliciosas colinas que ciñen nuestro concejo, y en cuya suave falda se asientan acá y allá tantas aldeas pobladas de numerosos caseríos, donde los espesos montezuelos, las ricas praderías, cubiertas de ganados y floreciente cultivo, ofrecen a los ojos una escena bellísima».

-¡Tenía que ver ahora la invasión de chalés adosaos! -alzó su voz un parroquiano.

-¡O esi plan del muro de Cabueñes! -hizo lo propio una parroquiana.

Luego, Casacites echó una mirada semicircular a los presentes para finalmente preguntarles con gesto de extrañeza:

-¿Es posible que aún no os halláis dado cuenta de que se trata del personaje más importante de nuestra historia?

Quini! -exclamó Nolo.

-Me refiero a la historia de Gijón y no a la del Sporting, ¡caray! -le reconvino un Casacites que sólo se percató de que la cosa iba en broma cuando vio las sonrisas dibujadas en los rostros del resto de tertulianos. Nolo no alargó más la cosa y dijo:

-Hablabes del eximiu Jovellanos, que, por cierto, palmóla en Puerto Vega, en cierta medida por culpa de la mar que tanto quería. Como decíen los romanos, tan listos que hasta sabíen latín: 'Amad la mar, pero quedad en la orilla'.

Publicado en El Comercio el 4 de febrero de 2009