el Plan de Xixón debe excluir el Plan Parcial de Cabueñes y su vial

¿Quién teme a Ovidio Blanco?
El urbanizable de Cabueñes y su vial, que no quieren los vecinos

Cristina Moreno Sanfrutos
Plataforma Ciudadana contra el Muro de Cabueñes

Hagamos memoria. Es fundamental para descifrar la farragosa historia del planteamiento urbano de Gijón desde hace más de una década.

Hace ya 12 años, Jesús Morales Miravalles, entonces concejal delegado de Urbanismo e Infraestructuras, y Segundo Teniente de Alcalde , firmó la información pública previa del documento de adaptación del Plan General de Ordenación de Gijón a la Ley autonómica del Suelo.

En ese documento se consagraba el Plan Parcial de Cabueñes, siendo Jefe del Servicio Técnico Municipal de Urbanismo el arquitecto Ovidio Blanco Suárez. Y en él, también se consagraba el eslabón imprescindible de un proceso que permitió a este arquitecto ingresar, tres años más tarde, en el 2006, más de 100 millones de las antiguas pesetas por 2.491'91 metros cuadrados, concretamente por la parcela 37 del Plan Parcial, que había adquirido siendo jefe municipal, mediante una segregación imposible para cualquier otro ciudadano que la hubiera pretendido.

Ahora, mientras se anuncia la falacia de que el nuevo Plan acabará con el "Muro de Cabueñes", descubrimos que se mantiene y aumenta el Plan parcial como urbanizable, con su demoledor vial, y por supuesto con la finca objeto del lucro del arquitecto responsable, (La Llosina, segregada de La Llosona). Para llorar, sin duda.

Pero para entender y desenredar la madeja del asunto, hay que explicar que Don Ovidio, el 11 de julio del 2005, firmó una opción de venta sobre la finca vinculada a la aprobación definitiva del Plan General antes de que transcurriera un año, es decir el 11 de julio de 2006, cuya validez era firme si el sector mantenía "los parámetros urbanísticos que han quedado señalados".

Muy curioso que hace escasas fechas los promotores -tras el segundo fracaso del planteamiento de Xixón- se plantearan devolver las fincas a los antiguos propietarios, reclamándoles la devolución del dinero. No será el caso de la finca en cuestión.

Por eso, me pregunto, ¿quién teme a Ovidio Blanco Suárez?

Por dignidad, por ética, por estética, el nuevo Plan de Xixón debe excluir el Plan Parcial de Cabueñes y su devastador vial. Como se hizo con el resto de planteamientos del rural.

Por si no fueran suficientes todos los argumentos de sobra conocidos -y no refutados-, no cabe mantener un urbanizable que incorpora la finca que motivó el lucro del arquitecto municipal. Sólo así se cerraría un capítulo vergonzoso de este concejo. No hay jardines ni caminos intermedios. Ni vacas pastando para interés egoísta de los vecinos, como la actual alcaldesa esgrime, como solitario y peregrino argumento para mantener lo indefendible.

Trece años y tres planes, para llegar a peor punto. Ni Cabueñes ni Xixón se merecen esto.

Publicado en La Nueva España el 17 de marzo de 2016