Lo de Cabueñes hace necesaria la cirugía

PLAZA MAYOR
Cirugía invasiva

JOSÉ ANTONIO R. CANAL

ESA retrorrecompraventa de una finca en Cabueñes por un arquitecto municipal en excedencia podrá ser legal, pero es también una cosa fea, muy fea, feísima, desde cualquier punto de vista ético que se la mire. Constituye también, de forma tangencial, pero muy descriptiva, un paradigma, a escala pedestre y probablemente mínimo en magnitud relativa (asusta pensar en operaciones similares de mayor calado aquí y fuera de aquí) de las pautas de actuación que han prosperado durante los últimos años, y antes, en el marco de esa procela global que es la ordenación del territorio.

La especulación urbanística sin vergüenza, enemiga de la creación de riqueza, parasitaria de la economía productiva y ungida por un hipócrita reconocimiento mayoritario, incluso entre sus damnificados, ha operado, en bastarda confusión de valor y precio, como motor principal de la burbuja inmobiliaria. Es un sarcasmo que el sistema financiero, cooperador necesario en el fulgor y muerte de esa lacra, reciba ahora auxilio ingente a cargo de sus propias víctimas, cuando se trata de una actividad -a especulación urbanística, digo- que por razones de mera higiene social debería tener un tratamiento fiscal con la suficiente carga disuasoria para hacerla poco rentable o atractiva.

Pero estas son generalidades. Lo de Cabueñes, tan concreto y antiestético, seguirá su camino por vericuetos legales y políticos. Sin entrar en el resbaladizo terreno de los prejuicios temerarios, tan golosos, porque, como se ve a diario, el papel lo aguanta casi todo, parece claro que en este caso ha quebrado la profilaxis y se hace necesaria la cirugía. Invasiva, por supuesto.

Publicado El Comercio el 23 de marzo de 2009